Cuando nos chocamos por la vida con un paper (jerga popular que se usa para designar a una publicación científica), arrancamos, obviamente, por el título. En general, los títulos de los trabajos científicos intentan en una única frase contener toda la información posible acerca del trabajo que sigue, en la menor cantidad posible de palabras. En el caso de un trabajo de paleontología, las normas editoriales de una revista científica piden para el título cosas como "Debe ser corto e informativo, incluir el grupo fósil tratado y contener, cuando ello es posible, en palabras que sean comprensibles para un amplio rango de lectores ubicación estratigráfica y geográfica general, si fuere apropiado." O sea, corto, sencillo y claro. Por ejemplo: "Achillesaurus manazzonei, a new alvarezsaurid theropod (Dinosauria) from the Late Cretaceous Bajo de la Carpa Formation, Río Negro Province, Argentina". Con este título ya sabemos que el trabajo trata de un dinosaurio, que es nuevo, es un terópodo alvarezsáurido y proviene del Cretácico Tardío de Río Negro, Argentina. Listo, todo claro, ya sabemos que nos vamos a encontrar. ¿Interesante? quizás sí, quizás no (bueno, es un dinosaurio... y "alvarezsaurio" suena simpático, por qué no hay fernandezsaurios? o rodríguezsaurios?) ¿Atrayente? mmm, no genera nuevas preguntas, no genera intriga: ya conocemos desde el comienzo lo más importante del contenido del paper.
El título es la puerta de invitación a la lectura de un escrito. Si lo analizamos por el lado más comercial, un título puede resultar atrayente o repelente. Pero en el caso de las publicaciones científicas... resultan... inertes. No suelen anticipar resultados del trabajo de investigación (a veces sí, pero no siempre, no es lo más común en todas las áreas). Pero a veces (muy, pero muy pocas veces) nos encontramos con científicos que intentan atraer al lector, usando las herramientas más viles del marketing, intentando desde el título, generar una importante carga de intriga o una fuerte impresión en el posible e incauto fisgón que lo obligue a seguir leyendo.
Veamos un ejemplo:
Hof, D.y Hazlett, N. Mortal combat: an apparant intraspecific killing by a male Black-capped Chickadee. Journal of Field Ornithology 83 (3): 290-294. (aquí un link al resúmen)
El pequeño y terrible Poecille atricapillus |
En este caso, haciendo alusión al popular videojuego noventoso, los autores nos anticipan que se trata de peleas. Y nos llaman la atención. El trabajo trata sobre una observación de campo acerca de una pelea intraespecífica entre dos pajarillos de la especie Poecile atricapillus. Pero el golpe de efecto del título logra su objetivo: nos llama la atención.
¿El simpático paserín se habrá sentido como Sub-Zero al arrancarle la espina a su siempre vil contrincante Scorpion?
Pero este recurso no es exclusivo del campo del comportamiento animal, si volvemos a nuestro punto de partida, la Paleontología, nos podemos encontrar con Richard Fariña, paleontólogo uruguayo, especializado en el área de los grandes mamíferos cuaternarios y su biomecánica. Mas allá de lo controvertidas que pueden ser sus ideas sobre la ecología y comportamiento de la megafauna sudamericana (de lo cuál se podría escribir un post individual -y no duden que lo haremos en el futuro...-), Richard se destaca también por sus títulos marketineros: El regreso de los gliptodontes bípedos (1993. Ameghiniana 30: 330); ¿Dónde están los grandes carnívoros lujanenses? (1993. Ameghiniana 30: 104); Megatherium, the stabber (Megatherium, el apuñalador, 1996. Proceedings of the Royal Society of London, Series B 263: 1725-1729); Megatherium, el pelado (2002. Ameghiniana 39: 241-244), por citar sus ejemplos más destacados.
Richard, abrazando los restos de un gliptodonte saltarín |
Esta lista que podría ser la de una serie de películas clase B sobre zombies prehistóricos no es más que una pequeña parte del currículum académico del gran Richard, y un importante ejemplo de lo que llamamos para titular esta entrada "Marketing Científico". Y aquí es dónde lo invito a usted, lector ocasional o seguidor de este humilde blog, a emitir su opinión acerca de esta poco difundida práctica: ¿un paper con el título de "Megatherium, el pelado" no despierta su curiosidad? ¿no lo invita a descubrir el posible argumento científico o rebusque literario detrás de tan llamativas palabras?
El salvaje Megatherium apuñalador está a punto de dar un zarpazo a un desprevenido cavernícola (avances de la próxima película de Richard). |
Richard Fariña no es el único paleontólogo en recurrir al juego de títulos, podemos recordar a nuestro querido y ya mencionado Robert Bakker, autor de títulos como "Dinosaur Heresies" (Herejías de los Dinosaurios), que si bien no se comparan con los antes citados, cumplen en llamar la atención del lector ocasional.
En otros campos, la práctica puede que se haya ido un poco al extremo, como en el siguiente ejemplo:
Campos-Arceiz, A. 2009. Shit happens (to be useful)! Use of elephant dung as a habitat by amphibians. Biotropica 41 (4): 406-407. (Resúmen aquí)
Al parecer, los títulos graciosos no son beneficiosos para aumentar los índices de citación de un paper, según algunos estudios (http://www.researchtrends.com/issue24-september-2011/heading-for-success-or-how-not-to-title-your-paper/) (sí, se estudian incluso los títulos).
Podríamos pasarnos un buen rato con la cantidad de ejemplos que existen de esta práctica, pero la intención hasta aquí es abrir la pregunta: ¿son poco serios estos títulos, o permiten abrir una nueva puerta a la literatura científica, logrando lo que es común dentro de la literatura tradicional, atraer al lector a partir del título?
...Beware! The Stabber Megatherium stalks!
Me parece que, en parte, la genialidad de gente como Richard, responde al contexto en que lo estamos viendo (externalismo lvl over 9000). Si TODO EL MUNDO tuviera las agallas para titular así a sus artículos, la literatura sería un caos. Si bien aburridos, creo que los títulos monótonos y completos ayudan, por ejemplo, a la hora de buscar trabajos que no conocés. Si querés encontrar el paper "Vos y TU VIEJA: la mitocondria hoy", seguro lo encontrás, pero si estas tanteando en la oscuridad por trabajos nuevos, por ahí no te aparezca, no?
ResponderEliminarAn analysis5 of papers published in two psychology journals, carried out by Sagi and Yechiam, found that “articles with highly amusing titles […] received fewer citations”, suggesting that academic authors should leave being funny to comedians.
ResponderEliminar(Sagi, I. & Yechiam, E. (2008) Amusing titles in scientific journals and article citation. Journal of Information Science, Vol. 34, No. 5, pp. 680–687.)
:(
Pero a la hora de buscar las vías digitales ya no utilizan sólo el título. Están las keywords, los resúmenes. Y ejemplos como el citado del pájaro combatiente o el Shit Happens no dejan de dar información acerca del trabajo.
ResponderEliminarSi, pero entonces es claro que si uno se aleja del canon tradicional, lo puede hacer hasta cierto punto. A lo sumo, se le puede dar color a la estructura rígida de siempre.
ResponderEliminaresta bueno no ser un aparato academico, pero tampoco zarparse en lo chabacano...punto medio.... firma, el joven busker
ResponderEliminarHay que empezar a citar a los chistosos! Aunque no tengan nada que ver con tu trabajo, para lebantarles la autoestima y animarlos a seguir publicando buenos títulos.
ResponderEliminarEs la verdad, merecen ser citados por osados.
EliminarCreo que todo vale siempre y cuando el trabajo sea honesto y contribuya al avance científico. El título poco importa. No viene mal algo de creatividad y sentido del humor en la ciencia, mucho de lo que hacemos es creativo. Y las zonas grises suelen ser por demás interesantes.
ResponderEliminarPragmáticamente hablando, creo que es más fácil "explorar fronteras" con los títulos cuando ya se tiene una reputación de "buen científico", porque todavía hay mucho prejuicio en las revistas en lo que respecta a publicar trabajos de gente que está empezando.
El prejuicio existente es, creo yo, el más importante freno para estas cosas. Como dice Diana, lo que de verdad cuenta en definitiva es el trabajo, no el título.
ResponderEliminarUn lugar donde se puede ser más libre para la creatividad, al menos para los sistemáticos de cualquier tipo, es en la creación de epítetos nomenclaturales (nombrecitos de especies, por ejemplo). Un tema que podríamos tratar en el futuro.
Creo que a la literatura científica le hace mucha falta algo de creatividad y flexibilidad, la inmensa mayoría de las publicaciones son un plomo, independiente de lo interesante que pueda ser el estudio o sus resultados. Dicho esto, prefiero que esa creatividad y flexibilidad este en el escrito, en lo personal los papers con nombres llamativos no me atraen mas allá de sacarme alguna risa y aplaudir el ingenio del autor.
ResponderEliminarCreo que es como dice Diana... no a todos les puede resultar fácil publicar trabajos con títulos llamativos y creativos...
ResponderEliminarEs real que un titulo llamativo o "loco" puede hacer que sea mas dificil entender "de que la va" el paper, pero los motores de búsqueda suelen indexar también las palabras claves de cada trabajo, donde no suele haber demasiada "imaginación" y se listan cosas concretas.
En mi opinión, hacer titulos excesivamente pomposos termina pareciendo un "miren que loco que soy", mas que cumplir el rol que (al menos yo) esperaría: llamativo pero informativo.
Por último, algunos no coinciden en que el pobre Achillesaurus sea "nuevo"... uf!
Supongo que mis comentarios se basan en que jamás podría publicar, al menos hasta ser un científico de renombre (?), un título así.
En mi opinión (la explayada en parte en la nota), el título "gracioso" buscaría justamente llamar la atención, para que el lector se tiente y continúe leyendo, aunque sí, como dice Ezequiel, puede ser usado como una forma del autor de llamar la atención sobre si mismo más que sobre su trabajo.
ResponderEliminarAcá recordé el título de un trabajo que vi hace tiempo, que cae dentro de estos ocurrentes y divertidos, pero que hace al trabajo:
ResponderEliminar"What does Batman think about SpongeBob? Children’s understanding of the fantasy/fantasy distinction" http://www.yale.edu/minddevlab/papers/skolnick&bloom%20cognition.pdf
Hola, soy Richard Fariña y, buscando otra cosa, me topé con esta página. Quiero decir que me siento muy honrado por el artículo original y los comentarios. Y, ya que estoy acá, aprovecho para referirme a algunas de las cuestiones mencionadas. En primer lugar, la gran mayoría de mis artículos tienen títulos convencionales, como se puede ver en mi CV (http://www.sni.org.uy/buscador_sni/exportador/ExportarPdf?hash=231ad220baf16d85e13fc4060f4e7f2a). En segundo lugar, le puse títulos jocosos a mis artículos cuando era un perfecto desconocido y, a pesar de eso, algunas revistas los llevaron. Tercero, ¿quién puede escaparle al narcisismo? No yo, por cierto, pero pero no estoy seguro de que ésa sea la razón de esos títulos y sí un ánimo juguetón que ya existía ¡mucho antes de volverme paleontólogo! Gracias de nuevo.
ResponderEliminarMuchisimas gracias por el comentario. Soy Damián, el autor de esta nota, y concuerdo, es difícil escapar al narcisismo, incluso pasa sin intención.
EliminarPero que ese "ánimo juguetón" que mencionás no se haya perdido en medio de la solemnidad típica de la escritura científica, es un gran rasgo, que desde mi lugar aliento.
Pronto me meteré con otra línea de creatividad artística en la que se explayan muchos taxónomos (incluyendo paleontólogos) como es la nomenclatura de especies.
Muchas gracias Richard por comentar!